Mostrando entradas con la etiqueta INFIDELIDAD. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta INFIDELIDAD. Mostrar todas las entradas

viernes, 30 de octubre de 2009

INFIDELIDAD... EFECTO SECUNDARIO: CANIBALISMO



La vida diaria pone ante los ojos del cronista opotunidades insólitas, con hechos que nos dejan con la quijada en calidad de tapete. Quiero contarles el hecho que aun no termino de entender que presencie en dias pasados, y que tiene tinte de tragedia griega y de humor negro.

Hace unos dias estaba en la sala de espera de radiología, donde sucedio lo de siempre, una cita tremendamente temprano y bueno, al llegar resulta que por causas ajenas a la voluntad del radiologo debí esperar bastante para que me atendieran. Amablemente el joven me solicitó los documentos de la cita, y me dijo:

- Muy bien, señora... todo en orden, pero debo pedirle un favor... Acaban de llegar de emergencia unas personas, y debo pasarlas antes que a usted. Pero no se desespere... en cuanto salgan, de inmediato la paso.

Sin muchas ganas, asentí con la cabeza. A los pocos minutos pasó el camillero con una chica que no rebasaba los 30 años de edad, amarrada en una camilla y severamente golpeada del rostro. Pero lo mas impactante era la amputación de 3 dedos de la mano izquierda. Un minuto después, pasa el segundo camillero con una chica de edad similar, y en las mismas condiciones físicas, sólo que a esta segunda le faltaban todos los dientes del frente y traía la nariz rota.
Tras ellas caminaban varios policias, que tuvieron que esperar en la misma sala donde yo estaba. Mi primera impresión fué que las jóvenes habian sido participes en un grave accidente de auto o motocicleta... pero los comentarios de ciertos familiares de una de las heridas me sacó de mi error. Transcribo fielmente la conversación de la que fuí testigo:

"- Ay, muchacha... ¿ Que le pasó a tu hermana que viene tan golpeada y hasta sin dedos ?
- ¡Pues esta sonza, que se agarró a golpes con la querida de su marido!...
- Pero como va a ser... si ella es la señora, ¿como se rebajó a la altura de la querida?
- Es que ya la traía atravesada... figurese nomás... ella y sus hijas salieron de paseo... cuando van llegando, encuentran a ese desgraciado ahi, metido con la piruja esa... pues esta no se aguantó las ganas y se trenzaron...
-¿Pero, y los dedos?
- pues mi hermana le estaba jalando los pelos, y le arañó la cara... la vieja se puso viva y se los arrancó a mordidas...
- Valgame Dios... y ¿como estuvo lo de los dientes de la perdida esa?
- Ah... que cuando mi hermana se vio sin los dedos, pues sabe Dios como le hizo, pero el caso es que se los tumbó a patadas, y le quebró la nariz.
- Virgen de Guadalupe... Si esas viejas nomas sirven para infelizarnos la vida"

Fiuuu... ni Tyson en sus buenos tiempos tuvo una batalla tan brutal como la de las dos mujercitas... por cierto, las llevaban amarradas dado que despues de llegar la patrulla y la ambulancia a recogerlas, aun tuvieron que intervenir terceros para evitar una desgracia mayor.

¿ Y el marido? Pues bien, el tipo caminaba ileso por los pasillos, solo preocupado porque a el lo fueran a detener tambien...

Quiza de haber sido yo quien encontrara a su marido en esa situacion, no hubiera actuado de esa manera... Talvez hubiera convecido a la amante que entre las dos le dieramos en la torre al marido, yo, por haberme faltado a la promesa de fidelidad, y ella, por ser tan poco hombre de no cumplirle y darle su lugar... o a lo mejor... en este momento estaría rindiendo mi declaración por doble homicidio intencional.

Quien sabe... Solo podemos tener claro nuestro modo de actuar mientras estamos en la situación. De algo si estoy convencida. Sé que el infiel sólo estará con ellas mientras espera su recuperacion. No creo que ni los dedos ni los dientes lo hagan cambiar de actitud. Recuerdo la explicación mas idiota de la que tengo memoria: "Amor... comprende, la infidelidad esta en los genes... lo ví en el discovery channell".

EL SECRETO DE MAKELA



Ella se levantó temprano esa mañana. Arrastrando los pies y aún medio adormilada, se dirigió al baño. Las campanas de la iglesia cercana le indicaron la hora. Eran la 7 menos 15; algo pareció encender su motor interior. Sin poder esperar, abrió la llave de la regadera, que inmediatamente dejó caer el agua fría sobre su cuerpo desnudo que reaccionó al sorpresivo y húmedo ataque erizando uno por uno cada folículo de su piel. Afortunadamente a deshoras de la noche había preparado el atuendo que usaría durante el ansiado encuentro. El vestido beige de coctel que la hacia lucir mas delgada de lo que realmente era y unas hermosas sandalias con pedreria. Alguien llama a la puerta. Makela ciñe el cinturon azul de su bata de baño y acude a abrir. Se trata de Rocio, la niñera de sus hijos. Presurosa le da dos o tres indicaciones, y un par de segundos despues vuelve a subir a su habitacion a arreglarse correctamente.

Como si tratara de hacer inventario, Makela repasa uno por uno sus pendientes, verifica si trae zapatos "de descanso", celular, las llaves del coche y del departamento, su neceser, el traje de baño, la ropa necesaria para el fin de semana... al parecer todo estaba en orden. Con el control remoto abre la puerta de su coche. Sube a el y enfila el rumbo hacia el hotel "Villa de las Flores", el lugar donde se dará la reunión de Ex Alumnos del Colegio Católico Juana de Asbaje. No podía esperar, hacia casi quince años que no veía a sus antiguos compañeros de la preparatoria, Yoyis, su mejor amiga la cual radicaba ahora en San Diego; Marcela, la chica boba a la que habia defendido mas de una de vez del acoso de los chicos pesados del grupo y quien tiempo mas tarde le pagó el favor ayudándole a conseguir un excelente empleo en una prestigiosa empresa. Pero por sobre todas las cosas deseaba ver a Carlo, el chico moreno de grandes ojos oscuros que habia sido parte de su historia, primero como su amigo, luego como un hermano de vida, y despues... como su primer secreto.
Makela se aparcó en el estacionamiento de una de las famosas tiendas de paso que se encuentran diseminadas por las carreteras del país. Tomó un vaso de café y mientras observaba a traves de los muros de cristal su mente viajó lejos en el tiempo a los días en que finalizaba el último semestre de la educación media. Pudo verse ahi, enfundada en un traje sastre negro y batallando para anudar en su cuello la corbata que Miss Paty las había obligado a usar. Carlo se acercó a ella, entonces el lucía una melena hasta los hombros que lo hacia ver extrañamente rebelde y varonil.

-- A ver... déjame hacerlo yo, si no, no quiero ver como vas a salir en la fotografía.

El roce de las manos de él en sus mejillas le hicieron sentir por primera vez como una corriente eléctrica. El fotógrafo dió las ultimas indicaciones. Carlo se acomodó a su lado y cuando se cercioró de que nadie los miraba tomó la mano de ella entre las suyas. Makela no supo como reaccionar, y aunque su mente le decía que no era propia esa situación entre dos amigos, su cuerpo parecía no entender y asió la mano de Carlo con mas fuerza.
Ya entrada la noche, durante la pequeña reunión que se había organizado en casa de Carlo, el hizo algo que aún a estas alturas a ella le costaba trabajo entender. Ahí frente a todos los demas, medio en son de juego y medio en serio, Carlo la había besado. Realmente a nadie mas que a ella le hubo sorprendido el acontecimiento. Todos su compañeros estaban seguros de que entre esos dos habia algo mas que una simple amistad. Ese fue el primer encuentro, que en lugar de acercarlos los habia alejado al uno del otro. Después de lo sucedido, a ella le era imposible buscarlo como era su costumbre y algo habia pasado dentro de el, quien durante varios años no le hizo siquiera una llamada telefónica. El tiempo siguió su curso, y ella contrajo matrimonio con otro chico siendo apenas una jovencita. De sobra está decir que la relación se fue a la ruina en un santiamén, y que el destino, dias después de haber concretado el divorcio la puso nuevamente frente a su amigo. Ambos era entonces libres, ella, para el, era el hombro firme en que podía confiar. El, para ella, era el hermano que la sacaba de la profunda depresión en que había caido. Entre lágrimas, carcajadas y vasos de cerveza, aquel beso electrizante se hubo repetido más de una vez, hasta que llegó el día en que los primeros rayos de sol los despertaron desnudos uno en brazos del otro. Ninguno de los dos se atrevía a mirarse a la cara, hasta que Carlo rompió el silencio tenso de aquel amanecer.

-- Maky... esto no debía de haber pasado... perdóname, no se qué me pasó que no pude evitarlo. Yo... yo estoy en una relación ahora, al parecer... bueno... tu...
-- No digas nada... pasó y ya... no volvera a repetirse. Hay que dejarlo así nada mas. Yo no quiero lastimarte, y se que tú tampoco quiere lastimarme a mi. Entonces, sigamos siendo sólo amigos. Prométeme que seguiremos siendo amigos, asi, nada mas, como antes de ayer.

Aquella promesa no llegó a cumplirse. Cada que ambos estaban juntos algo sucedía entre ellos que los obligaba a alejarse de todo lo demás en el mundo, quedar solos uno frente al otro y pasar horas acariciándose en la intimidad. Entre ellos no hubo juramentos de amor eterno, ni propuestas ni planes de vida, vaya, ni siquiera una relación exclusiva, puesto que ambos conservaban la libertad de tener una pareja sin que esto afectase nunca aquellos encuentro fortuitos en los cuartos de hotel. Sin embargo, no se trataba todo aquello solo de sexo. Habia una extraña pasión compartida, una rara complicidad. Una tarde ella le dijo:

-- ¿Te acuerdas de Luis Gonzalez? el chico que conocí hace unas semanas en el bar.
-- Si -- le contesto el mientras acariciaba su pecho con los dedos
-- Bueno, pues me dijo que quiere conocerme mejor. Ya lo llevé a casa y les cayó super bien a mis dos hijitos. Queria que lo supieras, pues talvez vamos a tener que vernos mas espaciadamente.
-- Bien -- dijo el otro como si nada le importara.

Cada vez pasaban mas tiempo sin verse, de una vez por semana como era la costumbre, pasaron a una vez por mes, y a veces transcurría aún mas tiempo, y durante el tiempo que duró la relación de Makela con Luis, entre Carlo y ella nunca hubo sexo... Bueno, casi, salvo en una ocasión que tras una agria discusión con Luis por ciertos chismes, ella fue a buscar a Carlo en medio de una tormenta, y terminaron teniendo relaciones sexuales al aire libre, en el mirador y con la motocicleta de el como unica escenografia.

-- Makela -- le dijo aquel mientras besaba su espalda desnuda -- con nadie puedo sentir lo que siento contigo... te necesito; para respirar, para vivir, para trabajar... no vuelvas a dejarme...

Aquellas palabras asustaron a Makela. La relación cómoda y sin compromisos con Carlo se le escapaba ahora como agua entre los dedos. Claro que Carlo tampoco deseaba casarse con Maky y asumir una vida en común y Makela no lo habría aceptado nunca de esa manera. Ella no lo había buscado para sustituir a Luis. Así que decidió darle fin a la relación con Carlo, de una vez por todas. Una semana después Makela daba una fiesta para celebrar su compromiso matrimonial con Luis, y por supuesto, Carlo fue invitado. A la hora del brindis y delante de a amigos y familiares, Carlo levanto su copa.

-- Brindo por Makela... bueno, tambien por Luis -- las risas disimuladas de la gente resonaron por el jardín -- Te sacaste la loteria con ella amigo... es buena, trabajadora, guapa, leal... te felicito. Quizá entre todas sus virtudes sólo tiene dos defectos, es inestable y un poco cobarde. Cuídala mucho, hermano. Porque siempre habrá alguien cerca de una mujer así, que sería capaz de secuestrarla para tenerla a su lado.

Makela sintió como la sangre se le iba a los tobillos. Los asistentes se fundieron en un aplauso para aquello que consideraron un brindis inocente. Ella queria hablar con Carlo y reclamarle su poceder. No pudo hacerlo porque disimuladamente el habia salido del lugar de la fiesta y no volvió a verlo. Tras la boda, los felices novios y la nueva famila se fueron a vivir fuera del estado lo que habia terminado con cualquier contacto con el pasado. Hasta ese dia, en que nuevmente se verían frente a frente. El tiempo habia calmado las pasiones, segun Makela, ahora era una mujer de 34 años, hecha y derecha, y únicamente quería saber como habia sido el tiempo con el. Era relativamente felíz en su matrimonio. Luis no habia salido infiel, y si lo era, sabía disimularlo perfectamente, economicamente tenía una situación estable. Todo eso no esta dispuesta a perderlo.

El bar al aire libre del hotel estaba en uso. Al llegar la recibió la Yoyis, con un fuertísimo abrazo y la promesa de una sorpresa. Makela caminó entre las sillas y mesas dispuestas para la reunión, saludando uno a uno a sus excompañeros y enterándose en breve de lo acontecido en 15 años. Pasaban las horas y no encontraba a Carlo por ningún lado. Se acercó a la barra donde un hombre guapisimo la atendió sonriente:

-- ¿Algo de tomar?

Una voz extraña se adelantó a dar una respuesta

-- Un whisky en las rocas, de preferencia un Jack Daniels. Y por favor, déle aparte un vaso con agua simple bien helada para limpiar el paladar antes de comenzar a beber. No soporta el alcohol si no lo hace.

Era Carlo. Estaba a su lado y sonreía de una manera que a ella le era difícil resistir. Makela tomó su copa y en lugar de dirigirse a donde todos estaban, se escabulleron hacia el jardin del hotel.

No hubo preguntas acerca de su vida. Otra vez caminaban sin promesas. Aunque trataron de evitarlo, los besos y las caricias comenzaron a surgir entre ellos, como una pasion desbordada irresistible. Se dirigieron al cuarto de Carlo. Adentro cayeron al mismo tiempo el vestido beige y la camisa azul. Los labios de el comenzaron a recorrerla centímetro a centímetro con presicion milimétrica. Las manos de ella recorrian la espalda calida de el y los labios de ambos se buscaban ansiosos. Habian pasado 5 años desde la última vez. Cuando el sudor recorría sus cuerpos y todo hubo terminado Makela intentó hablar

-- Carlo, yo...
-- No digas nada... paso y ya... no hay necesidad de lastimarnos.

Presurosos se vistieron y salieron cada cual por su parte. En el pasillo, Makela se topó nuevamente con la Yoyis.

-- Pareces un fantasma -- le dijo su amiga -- siempre desapareciendo. Vamos al bar, tengo que decirte algo... y tambien hacerte una pregunta muy importante... ¿te acuerdas de Carlo?

Makela asintió con la cabeza

-- Quiero saber si alguna vez te acostaste con el...

Ella le dijo que no en todas las fomas conocidas. Si supieran que aún tenia en su cuerpo el estremecimiento de las horas que habian pasado juntos.

-- Amiga -- le contesto Yoyis -- gracias por quitarme ese peso de encima. El y yo nos acabamos de casar, y no podía soportar los celos. Eres tan buena, perdóname por haber dudado de ti...

(c) MMIX

EL CALENTADOR


Al abrir la puerta de aquella casita de interés social, lo primero que se observaba era el viejo retrato de bodas de Catalina y Braulio. Ella era una novia casi adolescente, sonriente, enfundada en un blanco vestido de raso corte imperio, con una corona de azahares y rosas artificiales; El un poco mas atrás y abrazándola tiernamente por la cintura, en aquel traje color marfíl que habia costado "una millonada". Como fondo, el retablo dorado de la Iglesia de La Purisima, la mas vieja del pueblo y de toda la Cienega, que ahora hasta patrimonio cultural de la nación habia resultado. Por el estilo de la fotografía y el peinado de la novia era fácil adivinar que la pareja habia contraído matrimonio a fines de la decada de los noventa. A un lado de esa fotografía, habian otras tantas, como en cualquier casa, todas de padres e hijos disfrutando momentos especiales, como la primera comunión de Yamilé, su hijita mayor, o el bautizo de sus hijos gemelos Fernando y Armando. La pulcritúd del hogar era evidente. Ni una mota de polvo, ni un recipiente fuera de su lugar. El piso de mosaico económico brillaba de limpio, y en cada rincón saltaban los detalles que evidenciaban la presencia de una ama de casa dedicada.
Eran las cuatro de la tarde. Catalina salía a la cochera una y otra vez, abria el barandal blanco y miraba hacia ambos lados de la calle. Nada. Gloria Maria, su vecina, se acercó a ella.

-- ¿Que te pasa, Cata? vas y vienes como desesperada.
-- Ay, amiga. Figúrate que otra vez se descompuso el boiler. Ya le hablé al plomero, pero el muy flojo no llega. Yo creo que lo tendremos que cambiar de plano ¡Y con tántos gastos como tenemos ahora!
-- Uy, pero harias bien... Es la cuarta vez en estos 15 dias que tienes que hablarle al plomero. Si te hubieras ahorrado lo que le pagas por cada venida, ya tuvieras para cambiarlo por uno nuevo y hasta automático.

Cata sonrió levemente por la ocurrencia, justo en ese momento, una camioneta pick up azul daba vuelta a la calle, conducida por un joven de algunos 25 años, moreno, de cuerpo atlético, que al ver a la joven señora parada en la puerta de la casa, se dirigió a ella.

-- Déjeme me estaciono... y luego lueguito bajo a revisar.
-- Mira... Ya llegó... a ver si ahora si trabaja como se debe y no hace cochinadas.

La pareja entró a la casa apresuradamente; Catalina cerró la puerta tras ellos y acto seguido tambien las persianas. De inmediato, se abalanzó a abrazos y besos sobre el joven, quien la levantó del suelo, y cargando la llevó hasta la cama de su domitorio.

-- Pérate... ¿Dónde están los niños?
-- Se fueron al cine con mi hermana Lily, hoy se van a quedar a domir en su casa...
-- ¿Y tu marido?
-- Braulio no llega sino hasta pasadas las 8:00, tenemos tiempo suficiente...
-- Es que... no me siento a gusto haciéndolo aqui... mejor vamonos a un motel...
-- ¿Para qué? lo que podemos hacer allá lo podemos hacer aquí y gratis...

Los amantes se tendieron semidesnudos ambos sobre la cama. El cuerpo de Catalina fué invadido por la adrenalina de pensar en la posibilidad de ser descubierta siendo infiel sobe el lecho conyugal. Marcos, "el plomero" solía hacerla disfrutar del sexo de una manera magistral. Era tan varonil... sus manos un poco callosas por el trabajo duro eran tan distintas a las de Braulio, un pasivo oficinista. Ni siquiera cuando estaban recién casados la había hecho sentir tan mujer como el. Ahora, a sus 30 años tenia una perspectiva un tanto distinta de la vida. Consideraba que el hecho de haber llegado vírgen al marimonio no había sido sino una pérdida de tiempo. Braulio habia sido el primer hombre en su vida, pero no el único...
Seis años atrás, cuando sólo tenían a Yamilé, ella habia comenzado a ser abandonada en la intimidad por su esposo. Su temperamento pasional, la orillaba a acosarlo y prácticamente obligarlo a tener relaciones sexuales. Las discusiones por este motivo eran frecuentes, hasta que aquella tarde Braulio la habia llevado al consultorio del doctor Sierra, quien tenía algo importante que decirles.

-- Los cité aquí porque es necesario que ambos esten concientes de lo que está sucediendo. El problema de disfunción eréctil de Braulio es irreversible. El daño de las arterias, el músculo liso y el tejido fibroso, es a menudo como resultado de una enfermedad. Las enfermedades, en especial diabetes, causan aproximadamente el 70 por ciento de los casos de impotencia. Entre 35 y 50 por ciento de los varones con diabetes experimentan impotencia. Tú Braulio, has sido diabético desde tu infancia... asi que no es de sorprenderse que todavia no rebases los 35 años y presentes este problema. Quizá sea posible que eventualmente puedas tener actividad sexual, pero no puedo asegurarte nada. Catalina, eres una excelente mujer, los conozco a ambos desde que eran niños, asi que creo que estas en tu derecho de saberlo. Pero tambien estoy conciente de que lo amas, y que vas a apoyarlo.

El diagnóstico del doctor Sierra estuvo a punto de sepultar el matrimonio de la pareja. Catalina puso en la balanza la situación. Tenia una vida si no llena de lujos, si con ciertas comodidades. Braulio era un padre ejemplar y un buen marido, no iba a abandonarlo. Ademas, aún existia la posibilidad de que pudieran tener intimidad. Ambos acordaron tomar unas vacaciones por separado, el espacio de tiempo que no tuvieran juntos sería un excelente periodo de reflexión. La niña quedó al cuidado de la suegra de Cata, él partió a Queretaro y ella a Puerto Vallarta en compañia de su amiga Elisa.
Una noche ambas salieron a bailar. Catalina enfundada en un ligero vestido blanco se veía sensual; sus 24 años desbordaban frescura. En el Christine habia conocido a Shawn Sanders, un springbreaker de 25 años. Las margaritas hicieron efecto en la pareja, quienes esa noche terminaron haciendo el amor sobre la arena de la playa. El resto de las vacaciones lo pasaron juntos; Elisa se habia desaparecido con un holandés la noche en que Shawn y Catalina se habian conocido y la volvió a ver hasta que una semana después volvió al hotel para verse con su amiga y regresar a Ocotlán.
Tremendo susto pasó la chica una semana después, cuando su esperado periodo menstrual no llegó. Una prueba Predictor confimó ese mismo dia sus sospechas. Estaba embarazada, y, por supuesto, no era de Braulio, quien no la habia tocado desde hacia mas de 3 meses. Para ese momento sólo tenía por mucho un par de semanas de gestación, así que no sería dificil hacer pasar al bebé como hijo de su marido... si lograba seducirlo.
Un negligé rojo, una pastilla azul y una botella de tequila hicieron el trabajo. Para su buena suerte el pobre Braulio estaba tan borracho que ni siquiera estaba seguro de haber tenido sexo con su mujer o no... Muchas semanas después, Catalina dio a luz unos gemelos... rubios, ojiazules y de cráneo caucásico. Bueno, pero podría recurrir al cuento de la genética, pues su abuelo, nativo de Jalostotitlán, tenia algunas de esas caraterísticas que podrian hacer creíble su historia ante todos, menos ante Elisa, claro, quien le guardaria celosamente el secreto a cambio de que ella no revelara el suyo sobre el romance con el europeo.

A este evento se siguieron muchos otros enamoramientos eventuales. Un romance con Leandro Favela, instructor del gym al que iba, otro con Patricio Sosa, ex compañero de trabajo de Braulio, noches apasionadas con Martín León, el mecánico del taller donde regularmente llevaba su coche, y unos cuantos mas con Fernando, Adrian y Humberto, de quienes no recordaba el apellido, pues los habia conocido en cafeterias y antros fuera de la ciudad a los que iba en plan de ligue. Claro que ninguna de estas infidelidades habia sido significativa para ella. Fuera de su deslealtad dentro de la cama, había un gran aprecio que la unía a su marido. Asi que nunca permitió que estas situaciones tomaran algo de seriedad. Durante esos últimos seis años la habia pasado mejor que antes. Su marido trataba de compensarla, llevandola a buenos restaurantes, comprandole ropa y regalos, y los mejores aparatos electrónicos para su casa. Sus hijos estudiaban en un buen colegio... y sus aventuras la hacian sentir completa.

Marcos se levantó de la cama, donde Catalina yacia medio adormilada, cubierta unicamente por la sabana blanquísima. Tomo su camisa cuadrada y al intentar acercarse a ella nuevamente, ésta volteó la cara hacia la pared.

-- ¿Me llamarás despues?

Catalina no contestó. Claro que no iba a llamarlo, sus constantes visitas ya estaban levantando sospechas en Gloria, su vecina, y no podia darse el lujo de terminar con su impecable imagen tirada por el suelo. Sin palabras el pareció comprenderlo todo. Salió de la casa haciendo el menor ruido posible. Ella se levantó al escuchar arrancar el motor de la camioneta. Se dirigió al baño, a ducharse. Tenía todavía una hora antes de que llegara su marido. No iba a esperar que el agua de la ducha se calentara, pero se dirigió a abrir la perilla del tanque de gas que alimentaba el calentador de agua. Así cuando Braulio llegara, lo encontraría funcionando perfectamente, y por supuesto, esa tarde terminarían las descomposturas... al menos, las del calentador.
Para cuando su esposo llegó, la cena ya estaba servida en la mesa. El hombre besó amorosamente a su mujercita y la cuestionó

-- Oye cariño, ¿Vino el plomero a arreglar el boiler?
-- Si, aquí estuvo... le tomó mucho rato, pero lo dejó funcionando perfectamente... tenía tapado no se qué... Vieras, pobrecito, estaba tan apenado que ni me cobró... y mejor... oye mi amor, por cierto... mi coche anda tirando aceite otra vez, no quiero que se vaya a desbielar. El lunes voy a ir a llevarlo al taller...
-- Gastos y mas gastos... oye preciosa, ¿puedes ir ahorita a llevarle este dinero a mi mamá? yo estoy cansadísimo, y ya sabes como es... se agarra en la platica y no me va a dejar venir antes de la media noche.

La trivial conversación entre la pareja duro unos minutos mas. La casa de su suegra estaba un poco lejos, asi que Catalina se aprestó a marcharse. Cuando el giro de la chapa del barandal le avisó a Braulio que se había marchado, el se dirigió rapidamente a la habitación y conectó la cámara de video a la pantalla de televisión. Las imagenes de la tarde que su mujer habia pasado con el plomero desfilaron ante sus ojos. Lejos de causarle coraje o decepción, el placer de su pareja le provocaba un morboso placer mental, ya que físcamente era incapaz de conseguirlo. El tenía mucho tiempo sabiendo de las infidelidades de Catalina. Una tarde de tantas, la había seguido a una de sus acostumbradas salidas. Fue testigo de los coqueteos de ella, de como había conseguido la compañia de un extraño, de como ambos abordaron un automóvil y se dirigieron al Auto hotel Oasis...

Ese día sus sentimientos estaban revueltos, por una parte, queria matarla, acabar con ella y con su infidelidad de la cual ya sospechaba. Por otro lado, Catalina era la esposa perfecta, hermosa, buena madre, bien administrada, limpia y amable. No era justo que ella sufriera, condenada a un matrimonio donde el sexo brillaría por su ausencia. Pero tampoco quería ser abandonado. Asi que desde entonces, una cámara de video era el mudo testigo de lo que sucedía durante su ausencia. Ella era feliz con su mentira... y el había aprendido a vivir con su verdad y con las docenas de grabaciones que guardaba celosamente bajo llave en el cajon del buró.