viernes, 30 de octubre de 2009

SANTERIA



En la austerísima casa se encontraban Gisela y Betsy; la primera trataba de calmar el sudor frio de sus manos frotándolas constantemente entre sí. Betsy trataba de calmar los nervios de su amiga.

-- Este brujo es de los mejores del país... no me vayas a salir con que viajamos 200 km para que te rajes ahora que ya estamos aquí.

-- No ¿como crees? ya no hay vuelta atrás. El desgraciado de Mauricio me las va a pagar... Te lo dije el dia de la boda y te lo repito, me dejo en ridículo delante de media ciudad, eso no se queda así me cueste lo que me cueste.

Una voz hueca les llamó desde el interior del cuartito que hacia la veces de privado. Adentro un hombre de algunos 70 años, de raza negra, fumaba un largo habano. Gisela lo miró de arria a abajo sin poder contener el temor que su apariencia le causaba. Su cabeza estaba cubierta por una gorra blanca de algodón, al igual que sus ropas, su calzado era unas alpargatas cerradas. A su derecha un coco que semejaba un rostro humano los miraba amenazante, y un fuerte aroma a hierbas expelía el ambiente.

-- Dame tu nombre, mujer, y dime que favor vienes a pedir...
-- Me llamo Gisela... Gisela Barón Moncada... y vengo a pedir que me favorezcas ayudándome a vengarme de alguien que me hizo mucho daño.
-- Los Santos no cumplen antojos sin más... si es venganza lo que tu deseas, debes justificarla, porque los Santos jamás harían daño sin razón. Y si tú pides el mal para tu hermano, el mal puede venirse en tu contra. Tus ojos se miran apagados, con el dolor de amores de quien ya fue mujer en los brazos del hombre que la ha abandonado, pero los amores no correspondidos no siempre dan el legítimo derecho al hombre.

Gisela titubeó un instante... ¿Sería razón suficiente la que la había llevado ahí? ¿tendría que abrirse de capa con el hombre de ojos encendidos que tenia enfrente? Betsy se adelantó a su pensativa amiga.

-- Lo que pasó es que hace unos meses Gisela iba a casarse con un fulano de nombre Mauricio Detchesarry Zubizarreta, el pidió su mano, y llegó el dia de la boda. Alguien ya le había dicho a Gisela que el andaba con una mujercita pobretona, poquita cosa, que varias veces lo habian visto salir de la vecindad donde esa mugrosa renta un cuarto. Imagínese, ese día Gisela estaba ya vestida de novia en la puerta de la iglesia. La misa era a las doce de la mañana, y por supuesto el papá de ella habia llamado al periódico para que cubriera el evento. Ya casi era la hora, habian llegado todos los invitados cuando Mauricio llegó a bordo de una motocicleta, sin arreglarse siquiera. El padre se acercó y ese desgraciado sin más ni más le dijo al sacerdote que lo sentía mucho, pero que no podía casarse con Gisela porque estaba esperando un hijo con otra mujer, y que si habia permitido que las cosas llegaran tan lejos era porque su familia lo estaba presionando demasiado con la boda por los negocios que tenian en común con la familia de Gisela. Bueno, pues mi amiga fue el hazmerreir de toda la ciudad. Ahora resulta que la gata esa y Mauricio estan haciendo planes para casarse. Ayer fue doña Marita Zubizarreta, a suplicarle a Gisela que hiciera lo que pudiera para evitar esa boda con esa mujer. Por eso estamos aqui...

-- ¿Es esa la verdad? -- dijo el hombre dirigiéndose a Gisela, quien solo atinó a asentir con la cabeza -- mujer, no es el amor legítimo lo que te mueve a tener ese hombre, es el orgullo. Los Santos son poderosos, y están encima de las voluntades de los seres humanos. Dime que es en verdad lo que tu buscas.

-- Quiero que el este vuelo loco de amor por mi, que no pueda vivir si no me tiene a su lado...

-- ¿Por encima de todo?¿Aún a riesgo de que tu no logres la verdadera felicidad al lado de otro que te ame?

-- Estoy segura de lo que estoy haciendo.

-- ¿Traes contigo alguna propiedad del que voy a trabajar?


Gisela sacó un reloj de pulsera de su bolsa, que traia envuelto cuidadosamente en un pañuelo. El santero se levanto de su asiento y movió una cortina de caracoles que dividía en dos el pequeño espacio. Minutos después regresó a donde se encontraban las dos mujeres. Lentamente les brindo un cumulo de instrucciones, que terminaron en lo siguiente.

-- La primera noche de luna creciente, iras a donde está el hombre, tres veces vas a llamarlo por su nombre. Antes de eso regarás este polvo en la puerta que deberá de cruzar, teniendo cuidado de que lo pise, cuando salga, lo primero que deberas decirle es lo que está anotado en este papel.

"Eyebale Egun Aná Fe"

-- ¿Cuanto le debo?

-- No puedo manchar mis manos con tu dinero malsano. Vete, mujer... teniendo claro que si te dí los polvos es solo porque tu haz sido su mujer antes que la otra y ese hombre te ha dejado sin honra delante de los tuyos. Pero recuerda que una vez amarrado a ti, asi seguirá...

Ambas mujeres salieron con una sonrisa nerviosa en sus rostros. Se enfilaron por la carretera a bordo del lujoso vehiculo deportivo; Al llegar a casa de Gisela, lo primero que hicieron fue encender la computadora para verificar por internet cuando sería el primer dia de luna creciente. Estaban de suerte, sería esa misma noche. Betsy se aprestó a averiguar en donde encontrarian a Mauricio, quien debido al escándalo de la frustrada boda, se había ido de casa de sus padres a casa que uno de sus amigos le habia prestado. Betsy averiguo la dirección con Marita Zubizarreta, la madre de Mauricio, a quien le prometió que muy pronto las cosas volverian a tomar su curso normal.
A las doce menos cuarto, una vez habiéndose preparado de acuerdo a las instrucciones del santero, Gisela, enfundada en unos jeans y un sueter color petróleo se aparcó frente de la casa de Mauricio. Betsy la acompañaba, misma que se quedó dentro del automovil como un espectador de primera fila. Gisela se agachó y cuidadosamente tiró los polvos que el santero le habia regalado cuidando de que no le faltara un solo centimetro de la puerta.

-- ¿Ahora que hago?

-- Pues... Toca el timbre, y gritale tres veces por su nombre.

Asi lo hizo Gisela. Descalzo y en mangas de camisa, Mauricio salio a la puerta fúrico, debido al escandalo que la mujer estaba provocando.

-- ¿se puede saber que demonios quieres a estas horas?

-- "Eyebale Egun Aná Fe"

-- No te entendí ni madres... mira Gisela... lo nuestro ya se terminó, game over, ok... Déjame en paz, vete de aqui o estoy seguro que los vecinos van a llamar a la patrulla.

Gisela miró hacia el suelo. Mauricio estaba parado sobre los polvos, tal como estaba previsto. Sin articular otra palabra, se dió la vuelta y caminó hacia su automovil, cuyo motor ya estaba en marcha, dejando a Mauricio aún mas confundido que antes.

Durante un par de semanas, todo transcurrio sin novedad, dejando a Gisela y Betsy con la impresión de que la visita al santero solo sería una anécdota privada de su amistad. Hasta aquella noche en que Gisela volvió a casa, y encontró en la sala de estar a sus padres, acompañados de Mauricio y Marita Zubizarreta viuda de Detchesarry, quienes venian a pedir disculpas y a tratar de retomar el compromiso matrimonial de Mauricio y Gisela.

De mil amores Gisela aceptó, y selló con un largo beso el nuevo compromiso.

-- Claro, mi amor. Sabía que ibas a reflexionar, a pensar mejor las cosas, debemos fijar la fecha para comenzar de nuevo con los preparativos de la boda.

-- Gisela... podemos hacer algo sencillo, yo... no quiero que nos vuelva a suceder lo mismo, no quiero perderte de nuevo. Programemos la boda civil para este fin de semana, en el jardin de casa de mamá... en cuanto a la eclesiástica, pues tu sabes que mamá tiene una excelente relacion con el obispo, asi que no creo que haya problema para programarla.

Al dia siguiente y sin reparar en la nueva actitud de Mauricio, Gisela le llamó a Betsy para ir juntas de compras por el nuevo ajuar "el viejo tiene mala suerte, asi que lo mejor es tirarlo". Muy temprano acudieron al estudio de Gina Schultz, la modista, quien debido a la premura de los acontecimientos, le recomendo un sencillo pero elegantisimo vestido blanco de seda, con tocado y ramo de orquídeas naturales, que podría estar listo en dos dias, si trabajaban a marchas forzadas; Betsy, Vanessa y Karina, las damas de honor, tuvieron que resignarse a vestir atuendos "de linea", debido a que era imposible tener listos todos los vestidos para esa fecha.

-- Al fin y al cabo, cuando te cases a la iglesia mi vestido va a ser precioso... -- dijo Betsy resignada.

El ansiado dia llegó. Gisela vestida cual princesa atendia a los contados invitados a la boda, Marita, su segra, ya habia bajado de su cuarto.

-- Mauricio tuvo que salir de urgencia... un no se qué pendiente en la oficina, pero no te preocupes. El pobrecito esta tan ilusionado, duró casi dos semanas que a duras penas dormia y comia de la tristeza de no tenerte. Esta vez, pase lo que pase, Mauricio se casará contigo.

Minutos despues, un auto se aparcó en la cochera de la residencia. Gisela acudió urgida a ver si se trataba de su prometido, que efectivamente, en esos instantes bajaba del auto. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Gisela. Mauricio estaba totalmente lleno de sangre, y en el asiento trasero de su automovil, una mujer con un avanzado estado de gestacion, que a claras vistas estaba muerta, yacia con la garganta cercenada.
Totalmente fuera de si, el hombre se dirigió a la ansiosa mujer.

-- Gisela, perdóname... no queria que vieras esto... ella es Guadalupe, la mujer por la que te habia dejado; cuando se enteró de que me casaria de todos modos contigo, me amenazo con armar un escandalo e impedir la boda. Mi amor, yo no puedo vivir sin ti... Asi que tuve que asesinarla. Esperame unos minutos, subo y en cuanto esté listo, bajo al jardín, ya despues de la boda, buscaremos que hacer con el cuerpo...

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